AENA contratará a gorrillas en sustitución de los controladores aéreos

Uno de los gorrillas en su antiguo puesto de trabajo

Golpe en la mesa del Ministerio de Fomento y AENA. Ante la última travesura protagonizada por los controladores aéreos, Pepe Blanco ha ordenado la sustitución inmediata de estos personajes por un gremio impepinable: los gorrillas. El despido de los controladores ha sido fulminante y los nuevos trabajadores ya ejercen como titanes que son.

Las primeras críticas tras la incorporación de los nuevos muchachos a los aeropuertos de toda la geografía española han sido muy positivas. Los pilotos están encantados con esta medida, ya que los gorrillas no sólo se encargan de dirigir el tráfico con un nuevo estilo más desenfadado, sino que además les vigilan los aviones de posibles robos. “A mí uno me ha lavado los cristales en cuanto he tocado tierra, con el avión aún en plena frenada. Además, ni se le ha caído la gorra, qué grande”, declaraba Juan Silvestre, piloto de Spanair.

“Cuando estaba aterrizando vi a un tío con gorra haciéndome gestos con la mano para indicarme dónde había un sitio… ¡Y sólo me ha valido un euro!”, comentaba uno de los pilotos de Ryanair. Pero no sólo este gremio se ha mostrado encantado por la nueva medida. Los trabajadores de la limpieza de los aeropuertos se muestran por fin felices después de conocerse que han dejado de ser los trabajadores que menos ganan.

AENA, a pesar de que se desconoce el paradero de 108 aviones que debían haber llegado ya a su destino, ha asegurado que confía en sus nuevos responsables del control del tráfico. “Da igual que no sepan inglés. El lenguaje de un gorrilla es universal“, podía leerse en la nota de prensa.

Sin embargo, no todo podían ser buenas noticias, y es que a los antiguos controladores no les ha quedado más remedio que ocupar los puestos de trabajo de los gorrillas. El caos que sacude a media España es brutal. Los controladores, organizados en pandillas juveniles, ya han apalizado a más de un millar de personas por no pagarles una propina justa. Se ha especulado con la posibilidad de que sean los militares quienes acaben sustituyéndoles en sus nuevos puestos de trabajo, mientras que los monos de Gibraltar pasarían a tomar las riendas del Ejército. Qué dislate. Un aplauso.

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